Y es que, para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene sin fuerza.” 1 Cor. 1:27 AMÉN. GLORIA A DIOS!!! La verdad es que, no pensaba escribir esta noche. Pero no lo puedo evitar amigos, mi gente bonita. No lo puedo evitar. Sé que Dios me guía a escribir. El hecho es que, en medio de tanto dolor, también se da tanta indiferencia, tanta inhumanidad.
Tengo el corazón constreñido, contrito, adolorido al ver tanto sufrimiento de los más vulnerables. Mujeres, niñas que siguen sufriendo violencia, violaciones en medio de la cuarentena. Ancianos que son ignorados, sino miremos noticias, las calles en donde tratan de vender sus caramelos o qué se yo para poder sobrevivir.
Desempleados que en Lima, sin exagerar, pueden llegar aproximadamente hasta dos millones, que al haberse quedado en la calle, su único medio de vida es el volverse ambulantes para así llevar un pan para su familia. Y nuestros hermanos PCD que también son ignorados por los pre candidatos al Congreso, salvo honrosas excepciones.
¿Cómo no he de condolerme al ver esta sociedad enferma en la que vivimos, y de la cual somos parte? ¿Cómo he de callarme frente a tanta injusticia? Por favor hermanos peruanos, seamos más sensibles al dolor de los necesitados. Y yo como cristiana confesa, empecé recordando la Promesa de Dios, que Él hace sabio al que es considerado tonto, débil, para avergonzar al que se cree sabio, fuerte.
A ver, si a partir de este mensaje que escribo, todos mis amigos que son Pre Candidatos al Congreso en sus respectivos Partidos se ponen la mano al pecho y corrigen esta situación, y consideran a los más desvalidos de nuestra Sociedad, con Propuestas Claras ofreciendo su Apoyo. O acaso, piensan seguir en lo mismo, de buscarlos sólo para que voten por ustedes, y después si te vi, no me acuerdo? En lo personal, respaldo la propuesta del Ministerio de la Familia, como ya muchos de mis contactos lo saben. Es mi oración y deseo, buenas noches, Socióloga Hilda Padilla Sanchez