Hay una historia que leí, hace un tiempo, y que me impactó tremendamente. Esta noche, deseo compartirles algo de ella. Resulta que durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941, la ciudad de Leningrado sufrió el asedio de los nazis. Nadie podía entrar, ni salir de ella. Día tras día, los alimentos, medicinas y cuanto podían necesitar los ciudadanos se iban agotando. Ese era el negativo propósito de los nazis, obligarlos a rendirse a como de lugar. Sin embargo, el compositor ruso Dimitri Shostakovich, compuso la Sinfonía que la llamó de Leningrado, la cual la colocaban en todos los parlantes de esta ciudad, para que todos los ciudadanos la escucharan.
Es así como ellos soportaron el encierro a que los habían obligado los nazis. Esto fue exactamente entre setiembre de 1941 y enero de 1944, Leningrado que actualmente se llama San Petersburgo sufrió esto. Casi un tercio de la población pereció sin alimentos ni agua potable; sin embargo, en un acto de heroísmo hubieron sobrevivientes, que escuchaban día tras día esta Sinfonía.
Y es que la música tiene ese poder, traspasa fronteras, es un lenguaje universal y puede impactar de tal manera en nuestras vidas que aun en situaciones tan difíciles como las que vivieron los ciudadanos de Leningrado, no fueron aniquilados totalmente, sino que hubieron sobrevivientes que pudieron soportar tan terrible asedio nazi. Y así como esta historia, hay tantas historias increíbles, en donde la música ha ayudado al ser humano. Cada instante de nuestras vidas tiene una nota musical. Bueno, ya les seguiré comentando. Buenas noches. Su amiga, Soc. Hilda Padilla Sanchez