En los andes de nuestro Perú, el Covid-19 no ha avanzado como en las zonas bajas. De acuerdo a lo observado, vemos que en Cajamarca, Moquegua, Cusco, Ayacucho, Apurímac y Huancavelica nuestros hermanos que residen en estas zonas, con más de 2,000 metros sobre el nivel del mar han tenido una mínima cantidad de fallecidos, a diferencia de las zonas costeras y en la selva.
Al respecto, el médico infectólogo Eduardo Gotuzzo, miembro del Comando Nacional Covid-19, señala que se están haciendo estudios al respecto. Entonces se abre la posibilidad de mandar a vivir por unos seis meses a las personas altamente vulnerables a estas zonas.
Al 8 de junio, “Vemos el caso de Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Puno y Cusco, donde hay una cantidad menor a 200 personas contagiadas por cada 100.000 habitantes”, acotó Cersso al mostrar el mapa elaborado con base en los casos positivos y sus direcciones, consignadas en el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (Reniec).
El infectólogo Eduardo Gotuzzo que trabaja en la UPCH, señala que los habitantes altoandinos tienen policitemia, mayor cantidad de glóbulos rojos, es decir, lo contrario a la anemia. Su hemoglobina es de 16 y 17. Es otro modo de enfrentar la hipoxia. Esta capacidad lo hace resistente al virus, que provoca trombosis (coágulos) pulmonar.
Tenemos la ciudad imperial de Cusco, que se encuentra a 3,399 metros sobre el nivel del mar, en la cual la letalidad es muy baja. El Dr. Reynaldo Morales, médico intensivista del Seguro Social dice que “hay algo que nos protege”, pero es a los que viven allí toda su vida, o muchos años en esta ciudad. Al 2 de junio fallecieron cuatro personas, tres extranjeros y sólo uno cusqueño.
Fabiola León Velarde, presidenta del CONCYTEC (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) e investigadora de la medicina de altura dice: “una persona que creció en la altura, y cuyos ancestros también, tiene modificaciones fisiológicas que la hacen poder vivir con menos oxígeno”.
Una de esas modificaciones es tener mayor superficie pulmonar y alveolar. Eso hace que se produzca una mayor capacidad de difusión pulmonar, lo que permite “que el oxígeno pase con mayor facilidad de los pulmones a la sangre”. El poblador andino tiene una mayor ventilación y por ello se encuentra más “capacitado” para lidiar con la altura y protegido al mismo tiempo contra la hipoxia severa que provoca el virus” aseveró.
Un agregado a esto, es que las llamas tienen un anticuerpo contra el VIH y posiblemente contra el COVID-19. Esto todavía está en estudio. Yo creo que sería maravilloso que la cura a esta enfermedad se encuentre precisamente en nuestros andes peruanos y es muy importante que se siga apoyando estas investigaciones. Soc. Hilda Padilla Sánchez.