Una de las secuelas que está dejando la Cuarentena, que finalmente ya no es Cuarentena, sino en lo que va del tiempo, ya es Setentena, es el 42% de peruanos desempleados, que se suman a las filas de los pobres y muy pobres en su propio país. Qué ironía! En un país con tantos recursos naturales! Ante la incapacidad del Estado, que no logra, no puede o no le interesa hacerles llegar el Bono Universal, el pueblo desesperado sale a las calles a buscar su pan diario, pues le teme más a la peste del hambre que a la del Covid-19.
Fiscalizadores que irrumpieron repentinamente para reprimir de manera abusiva a un joven ambulante, al cual persiguieron sin compasión para quitarle su medio de vida, el triciclo y los productos que expende. Triste espectáculo, el cual parece que se ha hecho costumbre. Acá no se trata de reprimir, quitar al peruano que se resiste a morirse de hambre en su propia tierra, acá se trata de abrir diálogos entre el Estado y la Sociedad en su conjunto, para encontrar soluciones que favorezcan a las grandes mayorías siempre dejadas de lado, y que hoy como ya dije, en este tiempo de Covid-19 se acentúan. Ya basta de tanta injusticia.
En que los ricos se hacen cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres, y con este centralismo que nos ahoga. Cuando ahora se trata de aprovechar esta oportunidad para descentralizar, fortalecer los gobiernos regionales y locales, eliminar la corrupción de raíz, caiga quién caiga y venga de donde venga. Fortalecer la institucionalidad. Que no es fácil, que es una utopía. No, no lo creo.
¿Cómo es posible que el Reactiva-Perú sirva para favorecer a la gran y mediana empresa tan sólo. Y la pequeña y micro empresa para cuándo? Veo pequeños empresarios desesperados y que ya no saben qué hacer. Por favor, señores, qué falta de sensibilidad, de humanidad! Continuaré. Soc.Hilda Padilla Sanchez