Desde inicios de 1980, Chile cuenta con un sistema privado de pensiones (SPP) al que todos los trabajadores están obligados a aportar y es gestionado por las administradoras de fondos de pensiones (AFP). En el Perú, a partir de 1993, coexisten el SPP y el sistema público –administrado por la Oficina de Normalización Previsional (ONP)–. Bajo el sistema privado, en ambos países, los trabajadores formales aportan el 10% de sus ingresos mensuales a una cuenta de capitalización individual que acumula rentabilidad en el tiempo y pagan una comisión a las AFP por administrar ese fondo. Bajo el sistema público peruano, los trabajadores deben aportar el 13% de sus ingresos mensuales a un fondo común –cifra que incluye la comisión– por un tiempo no menor a veinte años para percibir a futuro una pensión de jubilación con un tope menor a S/900 al mes.
Otra diferencia importante es que, bajo el sistema chileno, el aporte a las AFP es obligatorio tanto para trabajadores dependientes como independientes. Sin embargo, este último grupo solo representa el 6,1% de los afiliados al sistema. En el caso peruano, la afiliación a un sistema de pensiones solo es obligatoria para los trabajadores dependientes.
Crucialmente, dada la mayor formalidad laboral en Chile (71%) y la madurez de su SPP, el número de afiliados (10,9 millones) supera en casi el 50% al número de afiliados en el Perú (7,3 millones), a pesar de que la PEA chilena es significativamente menor a la peruana. Asimismo, en agosto de este año, los seis millones de cotizantes en el sistema chileno duplicaban al número de cotizantes en el Perú. Estas disparidades se reflejan en el mayor monto administrado por las AFP en Chile, que asciende a US$212 mil millones, mientras que el fondo de pensiones en el Perú es de US$50,6 mil millones. Un mayor tamaño del fondo conlleva, además, a que las AFP incurran en menores costos administrativos por afiliado, lo cual se puede traducir en menores comisiones.
Uno de los principales reclamos al SPP chileno son las bajas pensiones que reciben los jubilados. Según la Asociación de AFP en el Perú (AAFP), la pensión promedio mensual percibida en Chile es de US$284, que representa solo el 62% de la remuneración mínima vital (RMV). En tanto, la pensión promedio en el Perú asciende a US$308, que equivale al 109% de la RMV. Sin embargo, en nuestro país el número de pensionistas privados como proporción de los adultos mayores es menor.
En el SPP, la pensión percibida por un jubilado depende de tres factores: el monto del aporte, la regularidad de sus contribuciones (llamada densidad) y la rentabilidad del fondo. El aporte como proporción de los ingresos es similar en ambos países, alrededor del 10%. En tanto, la densidad es superior en el Perú. Según la AAFP, los trabajadores peruanos aportan en promedio nueve meses al año, mientras que la Superintendencia de Pensiones de Chile estima la frecuencia en solo seis meses.
En relación con la rentabilidad de los fondos, desde el inicio del SPP en el Perú en 1993, el fondo administrado por las AFP ha logrado una rentabilidad real anual promedio de 6,9%, que supera a la rentabilidad del sistema chileno de 5,5% en el mismo período. Al respecto, Giovanna Prialé, presidenta de la AAFP, señala que ello se explica por la pronta apertura del sistema peruano a mercados internacionales. Ello respondió a la necesidad de diversificar los fondos dado el reducido tamaño del mercado de capitales peruano. En tanto, en Chile, este proceso ocurrió tardíamente.
Por otro lado, es importante notar que los salarios en Chile se han elevado considerablemente en los últimos años. Como consecuencia, las personas no solamente tienen ingresos mucho más altos antes de jubilarse, sino también expectativas de pensiones mayores, y descuentan los reducidos aportes al inicio de su vida laboral.
Fuente: El comercio 04.11.2019