El 3 de julio se celebra Día Internacional libre de bolsas de plástico, con un objetivo claro: reducir las bolsas de plástico de un solo uso, fomentar su consumo responsable, y crear conciencia en las personas sobre el impacto negativo de su uso para el ambiente.
Se sabe que una bolsa de plástico tarda casi 400 años en descomponerse. En la mayoría de los casos, terminan en alcantarillas, playas, ríos, mares, provocando situaciones de insalubridad y contaminación, afectando la vida del ser humano, la flora y fauna silvestre.
A los océanos llegan cerca de 12 millones de toneladas de plásticos cada año. Uno de cada seis peces que se venden en las pescaderías contiene microplásticos en sus estómagos. Según datos de Greenpeace, la producción mundial de plásticos se acercará en 2020 a los 500 millones de toneladas.
Efectos en nuestro ambiente
En el mundo se utilizan 5 billones de bolsas de plástico al año. En nuestro país, hasta mediados del 2019, se consumían 3 mil millones de bolsas plásticas anualmente, las cuales representan gran parte de los residuos arrojados a los mares del Pacífico. Sin embargo, los efectos de las bolsas empiezan desde su fabricación, ya que consumen grandes cantidades de energía para hacerlas y están compuestas de sustancias derivadas del petróleo, un recurso no renovable, causante de la generación de gases de efecto invernadero. Asimismo, su dispersión en la naturaleza provoca la muerte de animales en la tierra y en el agua. Las tortugas, por ejemplo, confunden las bolsas con medusas o calamares.
Marco legal
A través de la Ley N° 30884 del 19.12.2018 se estableció el marco regulatorio sobre el plástico de un solo uso, otros plásticos reutilizables y los recipientes o envases descartables de poliestireno expandido (tecnopor) para alimentos y bebidas de consumo humano, con la finalidad de contribuir a un ambiente equilibrado y adecuado, reduciendo el uso del plástico, de la basura marina plástica, fluvial y lacustre y de otros contaminantes similares en la salud humana y del ambiente. Asimismo, se creó el impuesto al consumo de las bolsas de plástico: Para el año 2020 el importe de S/ 0.20; año 2021 por S/ 0.30; año 2022 por S/ 0.40; año 2023 en adelante S/ 0.50.
Posteriormente, a través del Decreto Supremo N° 244-2019-EF del 03.08.2019, se aprobó el Reglamento del impuesto al consumo de las bolsas de plástico, señalando algunas excepciones en su uso.
Cómo evitar el uso de las bolsas de plástico
Al salir de casa y va de compras, lleve siempre una bolsa de tela plegable o de otro material ecológico, preparado por los artesanos. Si no cuentas con una bolsa y te ofrecen una en la tienda, piensa realmente si la necesitas. En caso llegues a acumular varias de ellas, úsalas para futuras compras o como bolsa para la basura.
¡No las tires, Recicla!
Si tienes bolsas en mal estado, puedes echarlas a un contenedor de plásticos. Dividir los residuos, desde los hogares, y reciclar, es un trabajo articulado entre sector privado y estatal, entes claves para fortalecer la cultura de reciclaje.
En el Perú, a través de los programas municipales, solo se viene separando y recogiendo el 1% de los residuos aprovechables. Si a eso se le suma el confinamiento o cuarentenas obligatorias que impiden que las personas vayan a los puntos limpios a dejar sus desechos, el panorama no es favorable.
La pandemia del coronavirus ha afectado sus procesos en diversos países, principalmente por el cierre de plantas, negocios, oficinas, y también por las dificultades que enfrentan los recicladores de base para realizar su labor. Además, durante el aislamiento social, la elaboración de ecoladrillos (botellas compactadas a base de residuos plásticos) se presenta como una alternativa ecoamigable que permite, incluso a los más jóvenes del hogar, participar de manera lúdica y familiar en las actividades del reciclaje, creando elementos que servirán de insumos utilizados para fabricar muebles modulares, espacios de jardín, paredes, casas, centros comunitarios, etc.
La crisis sanitaria ha tenido un impacto inédito en la red de reciclaje del país, y bajo el permanente riesgo de contagio por Covid-19 para los recicladores, al tener que manipular los materiales que recopilan a diario. En este escenario, realizar labores de reciclaje impone una serie de desafíos, principalmente por las dificultades que implican las restricciones al desplazamiento para acceder a los puntos limpios, y la exposición de los recicladores al recolectar materiales, que incluso podrían ser foco de contagio, y también para los retiros domiciliarios que realizan algunas empresas.