Nuestro país tuvo una de las victorias militares más importantes, hace 154 años. El 2 de mayo de 1866 se realizó el conocido Combate del 2 de mayo, que ocurrió a 45 años de que el Perú haya declarado su independencia en Lima por José de San Martín.
En 1865 se firmó el Tratado Vivanco – Pareja en el cual el Perú se comprometía a pagar 3 millones de pesos como deuda externa española, estipulada en una cláusula de la Capitulación de Ayacucho en 1824. Luego de esto, los navíos españoles se negaban a abandonar las Islas Chincha. El Tratado generó el rechazo del país contra el presidente. Pezet renunció y Mariano Ignacio Prado tomó el mando del país. En enero de 1866 Perú y Chile firman una alianza y declaran guerra a España. Al poco tiempo se unirían Ecuador y Bolivia.
Un día como hoy en el año 1866, amanecieron fondeados detrás de la isla San Lorenzo, la flota española encabezada por el blindado la Numancia y otras cinco fragatas de gran poder destructivo, elevaron anclas con dirección al Callao. El invasor con gran poder destructivo avanzo en formación de V hacia el Puerto del Callao, las baterías peruanas respondieron, haciendo detonar sus baterías desde el Torreón de La Merced.
A las 11 a.m., la escuadra española se dispuso a atacar al Callao. El combate inició en todas las zonas a la vez con resultados distintos. En la zona norte, los buques españoles se retiraron en malas condiciones. En el centro, estaba el cañón del pueblo, armado por civiles un día antes del combate, pero fue inutilizado al inicio. Además, estaban los pequeños buques dirigidos por el capitán Lizardo Montero. En el sur, las tropas peruanas sufrieron fuertes ataques por La Numancia, fragata española. A las 13.00 horas una granada cayo en los saquetes de pólvora de la Torre de La Merced, al reventar hizo saltar por los aires la torre, pereciendo 41 hombres, entre ellos, el ministro de guerra José Gálvez Egúsquiza. La lucha continuó hasta las 5 p.m. cuando cesó el fuego y los buques españoles se retiraron del Callao para ir a la Isla San Lorenzo. Allí se dividen en dos grupos: uno se dirigió a Manila, Filipinas, y el otro regresó a la costa Atlántica esperando órdenes.
Fue allí donde nuestro país obtuvo la victoria y la independencia definitiva del Perú frente a España.