Aprovechemos cada día, hora, minuto, instante en todo lo bueno, lo justo, lo puro, lo honesto, lo amable. Todo aquello que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, no sólo lo pensemos sino también lo practiquemos. Todo aquello que edifique, que ayude a salir adelante, en ello avancemos, para construir, en nuestra vida diaria un país mejor, un mundo mejor. Hagamos que nuestra vida diaria, valga la redundancia, sea un continuo crecimiento, un continuo ejemplo para las nuevas generaciones. No, no nos desanimemos de seguir construyendo, de seguir colaborando “con un granito de arena”. Hagamos todo pensando siempre en el bien común, en espíritu de solidaridad, de generosidad con el que menos tiene, estemos alertas para extender nuestra mano fraterna con el que sufre, con el que llora. Muchas veces tan sólo las personas necesitan una sonrisa, una palabra amable, una mano dispuesta; y si tenemos algo más que brindarles, en buena hora. No cerremos nuestros ojos, ni nuestros oídos ante el dolor ajeno, no seamos indiferentes. En estos momentos vivimos con la amenaza de la peste, pero no caigamos en extremos. Nos quedamos en casita, entonces es tiempo de reflexión, de vivir en familia. Que el amor fluya, pero un amor sincero y fraterno con el prójimo. Que los tiempos que estamos viviendo, tan difíciles y peligrosos no nos desanimen, sino al contrario, saquemos fuerzas de flaquezas. El Perú es grande, nuestro amado país a lo largo de su historia ha sufrido mucho, pero también ha aprendido mucho también. Que los desafíos que estamos viviendo no nos arredren, sino que al contrario, vencida esta situación, salgamos fortalecidos y dispuestos a ser mejores personas. Y aceptemos sinceramente, ahora ya nada será igual. Nos hemos comportado como los peores depredadores del planeta tierra. Ahora levantamos la mirada y vemos un hermoso cielo, las plantas bellas, hermosas. Las aves vuelan y cantan felices, mientras los encerrados somos nosotros. Y veo algunas fotos de las playas, aguas tan cristalinas y celestes, como por ejemplo, la playa Agua Dulce, realmente fantástica, irreconocible, bella. Sigamos adelante, cuidándonos; ahora más que nunca todo el Perú, unidos. Y no como antes, que sólo el fútbol lograba unirnos de tal manera. Finalmente, como bien dijo el historiador tacneño Jorge Basadre digamos todos a una sola voz: EL PERÚ ES MÁS GRANDE QUE SUS PROBLEMAS! Saludos, Soc. Hilda Padilla Sanchez